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¥.. - ; Ah sejiores! jAsqué apogeo de gloria no ha subido el espfritu humano con la ereccion de los edificios sa- grados! Apénas el Cristianismo pudo mostrar su frente serena con la paz quele diera Constantino, empezé a des- arrollarse su admirable genio, sacando 4 las artes del ser- vilismo y vileza en que las tuviera la supersticion, y en- nobleciéndose el hombre de un modo nunca visto de los antiguos tiempos. Ya no es sdlo en Jerusalen donde se ha construido un templo 4 la divinidad ; el Oriente y el Occidente se disputan la gloria de los monumentos; la pintura y escultura salen 4 la arena para disputar el lau- ro de la victoria 4 Roma y 4 Atenas paganas, y Roma y Grecia quedan vencidas. Desde que el Cristianismo con- sagra las artes en honor de su Dios, gqué vale Efeso con su templo, ni Roma con su Capitolio y Panteon? Nada, sefores; todas aquellas maravillas del paganismo son pequefieces; desde que se echa el primer cimiento de edi- ficios sagrados, toda la humanidad en masa empieza & marchar por Jas vias de la civilizacion y cultura; siendo muy digno de notarse que, 4 medida que va progresando, va empleando sus adelantos y luces en honrar 4 la Divi- nidad, alzando templos y altares.a su nombre. Mas gqué templos y qué altares son erigidos al Se- Hor? Qué materiales emplean los hombres? Aquellos mas preciosos que la naturaleza produce, aquellos que la tier- . ra encierra en sus entrafias; el oro, la plata, el bronce, el acero, el plomo, las esmeraldas, el rubi, el jaspe, en fin, lo mds exquisito y costoso. Aqui hay millares de hom- bres que sacaban los mas escondidos veneros; allf se tasa, se sierra y se pule el duro marmol, se esculpe el alabastro, se cincela el jaspe, se pule el oro, miéntras el escultor esta imprimiendo en la insensible piedra todas las pasiones del alma, y formando una estatua colosal; por todas partes no ofs sino martillazos, ni veis mas que maquinas, ni entendeis otro lenguaje que el de las artes. ‘ ‘

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