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i 4 ‘ f \ mee ror Fs |eae : _ Para la madre y para los hijos es este un momento de éxtasis en cierto modo; aquélla los abraza uno por uno, sellando sus mejillas con ésculo santo, los acaricia, los regala, los bendice; y éstos se postran 4 sus plantas, dan-. dola gracias por su amor, y suplicandola acepte sus do- nes en testimonio de su gratitud. ;Oh, amados mios! Esta escena acaba de tener lugar entre nosotros, al habernos presentado 4 nuestra tlerna Madre Maria, para celebrar el fausto momento en que~ por primera vez va 4 celebrarse el augusto Sacrificio en su altar nuevamente erigido por vosotros. Es este dia un verdadero dia festivo, en que los hijos recordamos 4 nues- tra Madre aquel momento, dolorido para ella, pero ven- turoso para nosotros; momento en que, entre mil dolores, nos engendrara al pié de la Cruz. La recordamos lo mucho que la hemos costado; las muchas lagrimas que derra- mara por nosotros; los beneficios sin cuento que debe- - mos 4 su amory 4 sus cuidados; y despues que con tanta espontaneidad le habeis ofrecido dones tiernos y transi- torios, habeis querido darla el tiltimo que os quedaba, don _ tahto mas noble y generoso, cuanto es mas sublime y celestial, por los grandes deseos que contiene: este don es el de vuestros corazones. Omnes viri et mulieres mente devota obtulerunt donaria, ut fierent opera que jusserat Dominus. Esta gloria os cabé & todos indistintamente, pues to- dos teneis parte en este gracioso trono en que esta sen- tada la Reina de los martires; cada cual ha contribuido conforme A sus facultades, el grande como grande, el ca— ballero como caballero, sin que haya faltado el cornado del infeliz siervo, ni el denario de la desamparada viuda. Mas si ha habido desigualdad en el numero, no la ha - habido en los deseos; todos los corazones han rebosado sentimientos nobles y generosos hacia su Madre, ofre-

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