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tierra nada tengo fuera de Ti, joh Dios de mi corazon, mi tesoro y mi herencia!» Este es el sacrificio que nos en- -sefia hoy Jesus en-el templo, y decidido el hombre &imi- tarlo, con la gracia de este Nifio, camina con pasos de gigante por las sendas escabrosas de la virtud, sin mirar sino 4 Jesus, que es el que le da fuerzas para vencer al mundo y 4 si mismo: Positus est hie t in resurrectionem multorum. Pt gicke, Concluyamos, pues, reduciendo ade s las misteriosas verdades que encierran las palabras proféticas del Santo Simeon. Jesucristo, cuya venida al mundo sdlo tenia por objeto la salvacion del hombre, es ocasion de la perdi- cion del malo , que.no cree en él 6 ataca su doctrina , y vedlo en dos oalabres: el demonio fué el primero que se estrellé en esta piedra escogida; en toda la vida de Jesus no cesé de seguir sus pasos, advirtiendo en él una virtud distinta de la de todos los Profetas ; y conociendo 6 sos- pechando que era mas que hombre, lo tenté para saber si era hijo de Dios; habiendo quedado tan confuso como antes, y siendo vergonzosamente derrotado por las res- puestas del Salvador, se apoderé de los espiritus de los escribas, excitando en ellos un odio mortal contra El, y conduciéndolos al extremo de crucificarlo; y entdénces, con gran sorpresa suya, se ve vencido y encadenado al pié de la Cruz, y encerrado en el pozo del abismo por / Aquel mismo que Antes perseguia encarnizado ; 4 su imi- tacion, los herejes é impios han querido examinar las sendas de este Dios; han pretendido escudrifiar su ma- jestad, y se han visto oprimidos por su gloria; el mundo, siguiendo las maximas-de los principes de las tinieblas mas que las de Jesus, ha visto sus milagros, ha palpado su poder divino, se ha admirado de sus virtudes, y no ‘ha querido adepiné su moral, y asi Jesucristo, que reer de ser para el hombre un principio de salvacion , se con- vierle en ocasion de ruina y perdicion irremediable. Esta