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dos para ser de ellos escarnecido, azotado y puesto en una Cruz, y;-por fin, al concluir la cena, les mandé que le siguiesen, ya para que el mundo supiese que amaba al Padre, ya para que viese la pronta obediencia con que eumplia el mandato que tenia impuesto sobre si; este mandato no’era otro que el de dar su vida en un madero. jQué valor anima las ultimas acciones de Jesus! ; Con qué resolucion abandona el Cenaculo para ponerse en manos de los pecadores! ; Qué esperanzas tan halagiiefias ins- pira 4 sus discipulos! j;Qué bras tan animosas! El mismo Jesus, abrasado de amor porel hombre , deseoso de sacrificarse por su rescate, se dirige al discipulo ale- ve, y le dice que se apresure & ejecutar sus proyectos. - Quod facis, fac citius. Al poco de haber salido el traidor 4 buscar satélites, se levanta Jesus de la mesa y em- prende su marcha; en este.iltimo viaje que hace Jesus con sus once Apédstoles no parece sino un capitan que arenga 4 sus soldados para empezar el combate, prome- tiéndoles victorias y lauros: no parece sino un Rey que, escoltado de fieles vasallos, va 4 conquistar un nuevo reino , y para animarlos a pelear con honor y bizarria, les predice paz despues de la guerra, felicidades, abun- dancias y riquezas despues de los trabajos (Joan., x, v. 27-33): «Ya no os he de llamar siervos, les dice, sino amigos y compaiieros , porque os he descubierto cuanto pasa en mi corazon.» Jam non dicam vos servos, sed amicos. «Mi Padre os ama mucho, porque me habeis amado 4 mi; el mundo os ha de perseguir, pues yo tam- bien he sido perseguido; pero no temais, que yo he ven- cido al mundo.» Zo vici, etc. De este modo habla Jesus a sus discipulos en su ulti- mo viaje que hace con ellos; con estas esperanzas se des- pide de ellos y llega 4 Getsemani, lugar muy conocido del traidor, porque en él pasaba su Maestro la noche en oracion con su Colegio. Al través de los tristes olivares,