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es sacerdote y es victima; asi se cumple que muere una. sola vez, santificando con esta muerte 4 todos los. hom- bres, y ofreciéndose sin cesar, sin tener que morir de nuevo, Di presentar otra victima para el sacrificio, pues El con su propia sangre entré en el Santuario, como dice el Apéstol. : ; Ah humanidad, humanidad! Alza ya esa noble fren- “te, que llevas inclinada hacia el suelo en signo de ana- tema ; desaparezca ese rubor que te causa el antiguo crimen que no podias borrar con la sangre de las victi- mas, ni con la tuya propia. Tui te reconocias culpable y anatematizada ; tui buscabas una victima preciosa é ino- cente para que satisficiese por ti, que eras criminal. Pues bien : ahi la tienes en ese Cordero inmaculado que -quita los pecados del mundo. Ya el cuchillo sacerdotal de Aaron se halla embotado; ya los adoratorios del pa— gano han caido, dando lugar al altar del Calvario; reco- ge, pues,esa sangre que resalta en tan divina ara, y ofrécesela al cielo para que éste te mire propicio. j; Ah! Sin esta victima inocente que cada dia se ofrece al Dios airado, 4qué seria de nosotros? La historia con- temporanea es un tejido de calamidades , es verdad ; hay terremotos, hay epidemias, hay guerras sanguinarias; pero 4 qué son las calamidades de nuestro tiempo al lado de aquellas que afligian 4 los antiguos pueblos Antes que se alzase el altar del Calvario? La Grecia nos presenta un terremoto en que sdlo en una ciudad perecen ciento veinte mil almas; otro en que de stibito se arruinan veinte ciu- dades; guerras que asolan naciones enteras y cautivan 4 los vivientes y los venden como bestias de carga; batallas en que quedan tendidos cuatrocientos mil cadaveres; pestes que convierten la tierra en hérrido panteon; ; qué sé yo qué infortunios eran los de la antigua humanidad! Ahora la civilizacion no permite las antiguas carnicerfas de la espada, porque el Evangelio ha ilustrado aun 4 los

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