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ee -cion es el sacrificio. Qué ofrecen los hombres para apla- car el cielo? Unos ofrecen semillas, harinas, liquidos, © corderos, becerros, tértolas y palomas, y tienen la gloria de tener por primer sacerdote de estos sacrificios 4 Adan inocente, que alaba 4 su Dios, 6 al mismo, ya pecador, que le pide perdon é indulgencia; despues de él vienen Abel, Seth, Henoch, Noé, Abraham, Moisés, Aaron, Fi- nés, Onias, que son la personificacion del culto verdadero que por espacio de cuarenta siglos diera 4 su Criador una seccion de la humanidad: al frente de esta gran fa- milia justa reina otra criminal, que, 6 no da 4 Dios el culto como éste lo exige, 6 lo consagra a quien no es debido. Séase que contemplemos el sacrificio de los pueblos y familias justas, séase que observemos los holocaustos de -los iddlatras ; ora nos paremos ante el altar de piedra de Jacob, 6 ante el de oro de Moisés y Salomon, 6 bien nos detengamos ante el templete de Moloch, 6 junto 4 los be- cerros de Jeroboan, comprenderemos que la humapidad clamaba por un sacrificio, de que necesitaba, tanto para aplacar al Dios airado como para alabar al Dios miseri- cordioso. : Asi estaba el mundo al aparecer en él el Sumo y Eter- no Sacerdote segun el érden de Melquisedech. De estas dos clases de sacrificios, ninguna podia subsistir: la una por ser criminal y contraria 4 la misma adoracion, la otra por ser nula para lo que la humanidad la queria. ‘Cuantos sacrificios se ofrecieran 4 Dios santamente por mano de los justos de la ley natural, y por los sacerdotes de Levi, eran sombras yfiguras; asi es que, como dice el divino Pablo, nunca podian aquellas victimas que cada ano se ofrecian hacer perfectos 4 los mismos que 4 ellas se llegaban, porque de otro modo no tendrian que reite- rarse para la purificacion de los que una vez habian sido santificados. ,Qué quiere decir que el aaronita no podia TOMO II. 6 ;

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