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verdad la corrupcion de la idolatria; era la aglomeracion de mil extravios de la razon humana, y todos sus dog- mas falsos estaban fundados en otros tantos verdaderos que el hombre olvidara , pues, como afirma el ilustre obispo Meldense, todo error tiene por fundamento algu- na verdad. Hé aqui cuanto hay que decir sobre las divi- nidades paganas: conocian a Dios y no le adoraban, 6 si le ofrecian sacrificios , era nivel4ndolo en las adoracio- nes con los otros dioses falsos; testigo de esta verdad es la ilustrada Atenas, en donde el Dios inmortal , infinito é inmenso, y cuya naturaleza era desconocida de los hombres, tenia una ara entre los dioses inventados por la supersticion. Sucedia otro tanto respecto a los sacrificios: ofrecian los hombres sacrificios 4 los dioses tutelares; los ofre- cian tambien 4 los que presidian al mal; temian los hom- bres, y temian . con razon, porque la tentacles de sus pa- dres les habia mostrado un hecho que inspiraba terror: la caida de su primer padre por las sugestiones de un sér terrible por su virtud y astucia ; pero este sér tenia mu- chos compaiieros que le ayudaban en su obra de destruc- cion del hombre, y asi los desgraciados mortales que habian corrompido las primeras ideas trasmitidas por la revelacion, alzaban altares 4 esos espiritus maléficos, y les consagraban victimas, les dedicaban solemnidades para tenerlos propicios ; asi era adorado el demonio, cons- tandoles a los hombres que era su enemigo. jQué! Sin este temor, contra cuyos terrores no conocian los mortales el remedio de la Cruz, ,hubieran doblado los hombres su rodilla ante un enemigo formidable? Cuando la adoracion no es mas que un acto de amor, gpudiera acaso dirigirse 4 un sér el mas detestable para el hombre? Pero , sefio— res, confesemos que en este mismo error habia implici- tamente envuelta una verdad: se confesaba que el hom- bre era tan grande, que excité la envidia de los espiritus : ‘

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