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77 _ planta, tenian un ntmen tutelar, al cual rendian adora- ciones. No paré aqui el extravio de las ideas: se pensd que las almas de los Reyes benéficos , de los amigos bue- nos y de los héroes y biehechores de la humanidad, iban a lo que Ilamaba el mundo pagano Campos Hliseos, que no era otra cosa que nuestro cielo; de estos Campos Eli- seos venian 4 vivir entre sus amigos invisiblemente, y por eso se les alzaban templos, se les erigian estatuas, para que viviesen en aquéllos y morasen en éstas; alli los adoraban y les ofrecian sacrificios. ; Qué! ,Eran los hombres de otra naturaleza que nosotros, para no ver que una piedra no tiene inteligencia y que no puede ser Dios lo que es insensible? Conocieron, pues, 4 Dios los iddla- tras; mas no lo glorificaron, como dice el divino Pablo, corrompiendo sus ideas hasta el extremo de mudar la gloria del Dios incorruptible en semejanza de figura de hombre corruptible, y de aves, y de cuadriipedos, y de sierpes. Por consiguiente, sefiores, la idolatria en si misma no era tan sdlo un error, sino un crimen; la idolatria es la prueba mas grande de la existencia de Dios, de la de _ los angeles buenos y de la de los malos; la idolatria es la mas irrecusable prueba de la inmortalidad de nuestra alma, de la existencia del cielo y del infierno, y hasta del» purgatorio. Los poetas eran para los iddélatras lo que son para nosotros los profetas, los evangelistas y los docto- res. Asi dice Eusebio, y con él Bossuet, que Dios did 4 Grecia y 4 Roma fildsofos y poetas, asi como diera 4 los judios profetas y hombres inspirados, para que aquéllos con la ciencia y éstos con la revelacion, instruyesen 4 los hombres y los fuesen preparando para recibir la buena nueva. Pues bien:.en los poetas del paganismo se ven & cada paso delineados los grandes dogmas de la humani- dad, asi como en los filésofos estan consignados los prin- union de la moral. No era, repito, una negacion de la