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65 fé, las columnas de la verdad y los propagadores del _ Evangelio, en cuya defensa darian su vida. Todo esto lo conocia Jesus, y en vista de ello, yono me admiro, ama- dos mios, que Jesus les lave los piés; no me extrafia que los piés evangelizadores de la paz, y que son tan hermo- sos como afirma Isafas, sean estrechados entre el suave regazo del Autor de todo bien; no me extratio que aquel Dios que se da todo entero en el cielo en premio de los - trabajos sufridos por su amor, se entregue de este modo 4 sus amigos en la tierra; pero jque los lave 4 Judas! ique se postre ante el discipulo aleve! esto excede nues- tras ideas, porque Jesus sabia que lo habia vendido por treinta dineros, que muy pronto iba 4 consumar su trai- cion, y que despues, con la misma mano infame que lo entregaba, se daria la muerte, no habiendo otra en el mundo que pudiese merecer ejecutar esta justicia. Si: Judas era el enemigo mis cruel del Salvador; desde el primer pecador hasta el ultimo, nadie ha manchado tan vilmente sus manos en Jesus, porque Judas abre el ca- mino 4 todos los tormentos: él escarnece 4 su Maestro con todos los fariseos ; 61 lo azota con todos los verdugos; 61 lo clava con todos los sayones; él lo desprecia mas que todos los judfos, porque éstos estimaran en mas 4 un facineroso, pero es un hombre que, aunque criminal, tiene alma racional; mas Judas la aprecia ménos que una materia vil, inanimada y despreciable, como son treinta monedas. Con todo, Jesus se humilla 4 sus piés, se los lava, los abraza, los besa y los riega con sus lagrimas, y con esto manifiesta al mundo que el amor fraternal no admite distincion de amigo 6 enemigo, de bueno 6 malo; eon esto ensefia que asi como se arroja 4 los piés del traidor, asi lo haria 4 los piés de un sacerdote impio como Caifas, de un hombre atrevido como el que le dié la bofetada, de un juez injusto como Pilatos, y de unos hombres inhumanos como los que le crucificaron; porque éstos, como todos TOMO I. ‘ 5

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