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" Gintes del canto del gallo lo ha de negar tres veces; en la misma cena se ha turbado su espiritu, y ha manifestado 4 su colegio que uno'de ellos lo habia vendido, y lo iba 4 entregar 4 sus enemigos: amen amen dico vobis, quia wnus ex vobis tradet me. Se ve, pues, rodeado Jesus de amigos ingratos, de discipulos infieles, y de un enemigo cruel y encarnizado. Con todo, 4 qué hace Jesus? Se le- vanta de la mesa, se quita sus vestiduras, se cifie una toalla, echa agua en una palangana, y postrado 4 los — de sus discipulos, empieza 4 lavarselos. Pasmaos joh cielos! pues el Dios que habita en vos- otros ha dejado su sélio de grandeza y majestad por arro- jarse 4 los piés viles y sucios de unos hombres ingrates y enemigos suyos. Pasmaos ;0h angeles santos! Bien sa- bidis que vuestro Rey. inmortal se habia revestido de carne pasible para redimir al hombre; pero jamas podiais imaginar que su amor llegase al exceso de echarse a los piés de los hombres infieles para lavarselos, y¥ que estre- chase en su pecho, regase con sus lagrimas y aplicase 4 sus ldbios los piés de aquel hombre que poco despues se serviria de ellos para consumar su traicion’, para ho- llar y conculcar 4 su mismo Maestro. Con razon Jesus dice 4 sus discipulos que les impone un mandamiento nuevo; porque aunque el lavarles los. piéds 4 todos sea un acto heréico de humildad y amor el mas extraordi- nario, pero el lavarselos al traidor, excede los limites a donde pudiera llegar el entendimiento humano y angé- lico; porque Jesus no ignoraba que Pedro lo habia de ne- ‘ gar, y que sus condiscipulos lo abandonarian con cobar- dia y timidez; mas tambien'sabia que aquel mismo Pedro lloraria su pecado, y despues de convertir medio mundo con su predicacion, serfa la piedra principal del edificio de su Iglesia, cuya doctrina confirmaria y sellaria con su sangre. Sabfa que todos sus disc{pulos , ahora infieles, ahora timidos, ahora cobardes, serian los doctores de la doidib sania