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{ >; era mas un efecto de su gran sabiduria que de la divinidad con la cual se hacia invisible 4 sus enemigos. ¢Puede acaso pensar el vulgo que Jesus tenia algun ddio oculto 4 sus enemigos? Asi pudo suceder; pero para quitar toda’ sospecha , no espera este amantisimo Jesus 4 ser puesto en la cruz y pedir 4 su Padre perdon y gracia para los que le crucificaban , pues antes de entregarse en las ma- nos de los principes y letrados del pueblo, manifiesta publicamente, no sélo que no los ddia, sino que los ama hasta el exceso de dar su vida por ellos. Entremos en el Cendculo donde Jesus va 4 instituir el sacerdocio de amor; examinemos sus operaciones, y éstas nos atestiguaran esta verdad. 4Quiénes son los que rodean 4 Jesus en su ultima - cena? Sélo sus discfpulos; entre éstos hay uno cuya pu- reza y candor atraen con especialidad el amor de su Maestro; Juan, el amado Juan, que entre los doce sera el tinico que no se separara de su Maestro en los momentos de mayor afliccion; otro se encuentra, hombre rudo é ig- norante,'pero de una fé tan viva y de una intrepidez tan herdica, que ha de empuiiar la espada para atacar con de- nuedo singular 4 los soldados que se atrevan 4 tocar 4 su Maestro; sin embargo, este mismo discipulo lo ha de negar tres veces, y despues de haber dado pruebas de herdico en el teatro de la prision, sera tan cobarde como sus con- discipulos, y lo ha de abandonar ; pero se halla sentado & la mesa con Jesus un moénstruo de iniquidad, uno en quien Jesus ha puesto su confianza, haciéndole su teso- rero, y éste ha maquinado en su corazon la traicion mas horrenda que pueda caber en un hombre. Nada de esto se oculta & Jesus; en la misma cena ha dicho 4 todos sus discipulos que estando cogido el pastor, se dispersarian las ovejas, y que en aquella misma noche todos se escan- dalizarian en El: Ommnes vos scandalum patiemini in me in nocte ista; en la misma cena ha asegurado 4 Pedro que /