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sus, 6 ser orgulloso y penar con Lucifer. No es preciso discurrir mucho para escoger entre partidos tan desigua- les y contrarios, y que durardn cuanto dure Dios. MEDITACION IV. Jesus prepara 4 sus discipulos 4 la institucion del San- ‘tisimo Sacramento y 4 la Sagrada Comunion. Desde que el Redentor empezé 4 ensefiar 4 las turbas que lo seguian cual era su mision en este mundo, se va echando de ver un deseo que anima su sagrado corazon de darse 4 conocer como Hijo de Dips, como hijo del hom- bre, y como alimento celestial que habia de nutrir y for- _ tificar 4 cuantos lo recibiesen. Asi, despues que obré el gran portento de la multiplicacion de los cinco panes y dos peces (Joan., v1), habiendo ido las turbas en busca de fl, tom6 ocasion para hablarlas de un pan misterioso; y recorddndoles el que Moisés prometié 4 sus padres, dan- doselo Dios en el tiempo de la peregrinacion por el De- sierto, les dijo que aquel pan no fué verdaderamente un alimento celestial, y que su Padre seria quien les daria realmente el pan bajado del cielo. Y como dudasen unos y murmurasen otros al oir estas palabras , Jesus aiiadidé que El era este Pan de la vida, bajado del cielo para que cualquiera que comiese de 61 no muera, sino viva eter- namente. Y este pan, aflade, que yo daré por la vida del mundo, es mi propia carne. Varias veces tambien hablé asus discipulos de un convite espléndido dado por un Rey 4 su hijo en el dia de sus bodas, de una cena opipara preparada por un cierto hombre, habiendo convidado en uno y otro caso 4 cuantos quisieron entrar en el salonae banquete. (Math., xx1; Luc., xiv.) Pan divino, banquete rapeledels mesa celestial y cena

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