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condena en general estos abusos, y los llegé casi & des- terrar del mundo: al verlos revivir; al ver que en estos tiempos no se piensa mas que en el lujo y en la sensua- lidad; al ver que en las mesas no. se oyen sino palabras picantes y equivocos que son otros tantos dardos contra la castidad, gqué consecuencia hemos de sacar? Que los hombres que como los patriarcas no tienen morada per- manente en la tierra, sino que esperan otra, son ya en corto niimero; que van volviendo aquellos dias de sen- _ sualismo y lujuria, que era el cancer del mundo en tiem- po de la idolatria, y, por fin, que los hombres van miran- o con desprecio la doctrina de Jesucristo. -jOh alma mia! Ya que conoces esta verdad, procura - que tu frente esté séfialada con el sello del Dios vivo, para que jamas apliques tus labios 4la copa dorada que el mundo presenta 4 los que quieren ser hijos de Babilo- nia. Unete siempre 4 Jesus, y no te separes de un Padre - dan amoroso; arrimate con atencion 4 su mesa, dice San Buenaventura, que no permitira el amable Jesus que salgas de su presencia en ayunas. (De Vita Christ., ca- pitulo Lx.) Seamos sdbrios y modestos para merecer recibir de las manos de Jesucristo el manjar que nos sos- tiene en nuestra peregrinacion por el mundo. -MEDITACION III. Jesus lava los piés 4 los Apéstoles. 1.° Habiendo concluido de comer el cordero pascual, y estando atin la mesa provista de pan y vino, Jesus se levanté de ella, y despojdndose de su manto, se ciiié £1 mismo una toalla, y El mismo tambien eché agua en una palangana, estando cada uno de los Apdstoles sen— tado en el sitio que respectivamente ocupaba; porque es probable que el Divino Maestro al levantarse de la mesa. *
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