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amorosa que reflejaba de la naturaleza divina, dirigiria la palabra 4 su Madre, hablandola de este modo : «Madre mia, tengo el sentimiento de anunciaros que estan préxi- mos 4 cumplirse los momentos mas dolorosos de mi vida, y con ellos los misterios sagrados que daran paz al mun- do y gloria 4 mi Padre. Cuando éste os mandé un angel pidiéndoos vuestro consentimiento para que fuéseis mi Madre, apenas acabasteis de prestarlo, cuando desde el * Trono de gloria de mi Padre bajé 4 tu seno virginal, to- mando carne humana, para ser tu hijo, sin dejar de ser Hijo de Dios. Vine, pues, trayendo el mandato de pade- cer y morir, ejecutando asi el comun consejo de la Divi- nidad para salvar al mundo. Yo os doy gracias por los continuos desvelos que habeis sufrido por mi desde que naci en Belen hasta ahora. La vida temporal que tengo os - la debo: soy duefio de darla y tomarla; me entregaré 4 mis enemigos de mi propia voluntad; pero antes de con- sumar la obra, os pido permiso para dar por la salud del mundo esta vida que de Vos he recibido. Me he de ver maltratado y escarnecido; me han de azotar y crucificar, y he de morir entre los ms acerbos tormentos ; pero joh tierna Madre! yo hollaré la muerte y venceré al infierno; yo saldré triunfante del sepulcro para consuelo tuyo, para gloria de mi Padre y mia, para confusion de mis enemi- * gos, y para fundar mi Iglesia y fortificar 4 misee los.» Asi hablaria Jesus. , Considérese qué sensacion tan profunda no causaria este razonamiento en el 4nimo de Maria Santisima : su corazon se conmovid todo, dice San Buenaventura (Me- ditation. vit. Christ., cap. Lxxm), y quedé su espiritu — como embargado ; mas como aquella alma santisima es- taba llena de la sabiduria y gracia divinas , y como el de- seo mas vehemente que habia en el corazon de la Virgen era la gloria de Dios y la redencion del hombre, que sabia no podia tener lugar sino con la Muerte y Pasion de su

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