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ae Co eee el corazon de una madre y lo que la debe un hijo. El co- razon de Jesus se va turbando mds y mas 4 medida que se acerca el momento de tener que despedirse de Maria; es un cielo que se va cubriendo de negras capas de nu- _ bes que se agitan en todas direcciones, y en cuyo seno — va aglomerandose una electricidad abrasadora, hasta que se desahogue en torrentes de aguas. Asi esta comprimi- do y turbado el corazon del Hijo, creciendo el dolor cuan- | tas veces dirige una mirada 4 su santa Madre; viéndose precisado a cerrar sus celestiales pupilas antes que las lagrimas, comprimidas con violencia, rompan como dos torrentes y sean para la Madre dos espadas de dolor que traspasen su amante y tierno corazon, que tanto se asi- milaba al de su Hijo. Contempla, pues, alma mia, 4 Jesus atribulado, por- que sabe que va 4 causar afliccion 4 su Madre al separarse _ de ella para morir; no son los tormentos, ni los enemi- | gos, ni los sayones, los que afligen 4.este corazon ama- bilfsimo de Jesus; es su misma ternura hacia su Madre. j Ah! jQué contraste forman el corazon de Jesus y el tuyo! jCuantas veces te has separado del lado amoroso de esta Madre, no para practicar ohras herdicas de virtud, sino para ir locamente , como un hijo prédigo, tras de los vicios y pasiones! Si antes de poner el pié en el terreno de la corrupcion hubieses pensado que tenias una madre sin cuya bendicion no debias salir de su lado, y 4 quien cau- sabas amargas penas con tu separacion, no hubieras caido tantas veces en pecados graves. ; Alma ingrata é irreflexi- va! Jesus se contrista, porque se va & separar de su Ma- dre para realizar la obra mas gloriosa para Dios y mas util parael hombre, y ttino piensas siquiera, cuando pe- cas, que atraviesas el corazon de Maria con una espada de dolor, apartandote de la ley de su Hijo. Ya, pues, que el Setor se digna concederte tiempo para convertirte y luz para conocer tus ingratitudes , pidele perdon y gracia para

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