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las ridiculeces de Mahoma; pero estas mismas manos sa- — crilegas han conservado intacto el sepulcro de Jesus, y como mohumento de las glorias del Dios vivo, lo guardan en medio de sus lineas: #terit sepulchrum ejus gloriosum. 4Qué mas? En este siglo de impiedad, en este siglo en que con tanta indiferencia se miran las maravillas de la Religion, hemos visto 4 los hombres grandes, a los sa— bios y fildsofos, mezclarse en el nimero de los peregrinos que concurren cada dia al sepulecro de Jesus y adoran el lugar donde estuvieron sus restos; los hemos visto poy s trarse ante aquella sagrada piedra, y alli ciertamente ingenios dieron 4luz las sublimes poesias que los han inmortalizado: /¢ erit sepulchrum ejus gloriosum. Mas joh amados mios! no sea estéril en nosotros la admiracion que nos causa el contemplar la gloriosa se- pultura de nuestro amable Jesus; debemos unirnos en espiritu 4 los nobles personajes que lavan el cuerpo santo del Redentor, y lo embalsaman; debemos unir nuestros suspiros y légrimas 4 los suyos; debemos acompaiiarlos — hasta el sepulcro, bafiar A Jesus con nuestras lagrimas, y dejar nuestros corazones encerrados con el suyo; sobre todo debemos revestirnos de fortaleza de espiritu para no — temer al mundo, como no le temieron los discipulos de Jesus. ;Ah! gEn qué consiste que cada aiio nos trae la Iglesia 4 la memoria la muerte de su Esposo, sin poder alcanzar de sus hijos el desprecio de las alegrias vanas de la tierra? ,En qué consiste que vemos cada aiio estas tristes ceremonias, y oimos los canticos ligubres, sin que por eso nos inflamemos en el amor de Jesus y derra— memos una sola lagrima? Jesus padece tanto tormento por nuestro amor; gy nosotros huimos de padecer una leve incomodidad? Jesus derrama lagrimas de sangre por lavarnos de nuestros pecados; gy nosotros los aumen- tamos asistiendo al templo sin reverencia? Jesus exhala suspiros innumerables en la Cruz; gy nosotros no respi- eat ieee Cte
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