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‘ 4 vuestros desconsolados vasallos. jah! Por grande que sea vuestra pompa, desaparece al lado ‘de la gloria con que Jesus es trasladado al sepulcro; porque yo levanto mis ojosal cielo, y veo 4 miles de miles de angeles que con ligubres canticos van acompaiiando 4 su Rey; yo los bajo a la tierra, y encuentro que en este santo entierro se ha- lan los mas aventajados personajes que ha tenido la hu- mana descendencia ; yo examino las circunstancias de la muerte del Rey del cielo, y oigo los espantosos crujidos de los ejes del mundo, que no quieren sostener ya la x mensa maquina del orbe, porque ha espirado el que crid; yo oigo las horrendas colisiones de los pefiascos, los inmensurables bamboleos de las aguas del Océano; yo veo con espanto que las inanimadas cenizas de los sepulcros arrojan con ansia las lapidas que las eubren, deseosas todas de abandonar su lébrega habitacion para tener el honor de que se coloque en su lugar el cuerpo santo del difunto Dios; yo penetro en el corazon de los que han llevado 4 Jesus al Calvario, y los veo conster- nados y despavoridos, sin atreverse 4 impedir que su ca- daver sea descendido por hombres nobles , sea embalsa- mado con aromas y sea sepultado con incre de prin- cipe. Poned;guardia en ese sepulcro joh fariseos! destinad a sus puertas un centurion con sus soldados, que en todo esto no haceis mas que secundar, a pesar vuestro, las ope- raciones del ejército del cielo. Si, si; miles de legiones an- -gélicas estacionan al lado de ese sepulcro, y con vibran- tes espadas cortaran el paso al atrevido que quiera to- car el tesoro que se encierra entre sus sombras; imprimid en él el sello, para que nadie pueda abrirlo; agregad atin otra lapida 4 la que han puesto los discipulos; que aquel que entré y salié del vientre virginal sin lesion alguna del télamo sagrado , saldra del sepulcro sin necesidad de levanter la lapida. Los sepulcros de ,yuestros grandes