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' do 4 los demonios, y vosotros vais 4 representar 4 los serafines; y, en efecto, asi era; estos hombres servian 4 Dios en la tierra como le sirven los angeles en el cielo; éstds son su trono, y pasea sobre sus hombros y alas la majestuosa carroza de la Divinidad, y aquéllos emplean sus manos, sus brazos y espaldas en sostener el cuerpo divino en que estaba encerrado el esplendor del Padre y la figura de su sustancia. Necesaria era ciertamente toda la constancia y valor - de los angeles para deshacer la obra consumada por crueldad de los judios. ,Quién no temblaria al deber ar- rancar de la sagrada cabeza las punzantes espinas con que estaba coronada? ,Qué valor no era necesario al ver que los brazos que sostienen el mundo caian exanimes des- pues de haberlos quitado de las escarpias, y que aque- lla hermosa cabellera no era sino un grumo de sangre congelada? ; Qué pavor causaria 4 los discipulos al exa- minar los movimientos cadavéricos de aquel cuerpo san- to! Su cabeza tan pronto se inclinaba sobre el pecho, tan pronto sobre los hombros, tan pronto sobre las espaldas. jOh qué escena tan tierna y sorprendente! Subidos unos sobre los brazos de la Cruz y apostados otros en las ésca- las y el pedestal del patibulo, ayudados de lienzos y fa- jas, empiezan 4 bajar el sagrado cuerpo difunto; llega a los brazos de su desconsolada Madre, y mil ésculos im- prime en cada una de sus lagas; es extendido en tierra, y despues de abrazarse cada uno de aquellos nobles con su difunto Maestro, cien libras de preciosos timiamas son. empleados en lavario y ungirlo. ; Ah! Con razon dijera en su vida el Salvador que las aguilas se juntan donde encuentran un cadaver. Ubicwmque fuerit corpus , ibi con- gregabuntur et aquile. Aguilas son en la agilidad aque- llos discipulos; aguilas son, que han subido con veloci- dad al trono del Dios paciente, y han contemplado de hito en hito las hermosuras de un Dios humillado por el hom-