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116 no nuestro! ,Quién ha puesto sus manos sacrilegas en tu sagrado cuerpo? 4Quién lo ha mutilado con tanta cruel— dad? ; Ah! jTii no eres aquel jéven hermoso, cuyas mira- das hendian los corazones; tus ojos se hallan eclipsados con las sombras de la muerte; tu frente, mas serena que el cielo estrellado, esté toda taladrada; tus cabellos de oro no son sino grupos de sangre cuajada; desaparecie- ron tus mejillas, y tus labios, que destilaban miel y sua- vidad , ya no son sino sanguineos y lividos! ;Oh pecho y espaldas , santuario de la Divinidad! ,Quién os ha des- garrado? ;Oh manos que fabricasteis los cielos! ,Quién os ha horadado? ; Oh piés que tanto os fatigdsteis en bus- car al pecador! ,Quién os ha sujetado 4 este patibulo? 4Quién os ha rasgado? jOh clavos, oh espinas, oh mar- tillo, oh sayones crueles! ;Qué! ,No os amansaba la mansedumbre con que nuestro Jesus os recibia? j Qué! 4No temblabais al clavar y martillar estas carnes inocen- tes? ,Dénde has estado, amable Jesus? jCuanta sangre os bafia! ; Cuantas heridas has recibido! Pisaste el lagar de- la ira de Dios, y nadie te ayudé en tus trabajos y fatigas. 4Cémo viviremos nosotros si Ti estas muerto? ,C6mo nos instruiremos si Tii no hablas? j;Ah, dulce Jesus! Esta Cruz: es un patibulo, pero nosotros lo adoramos; esta Cruz es cruz de ignominias y afrentas, pero nosotros la abraza- mos; esta Cruz es nuestra divisa para resistir al enemigo. y vencerlo; te juramos un amor eterno; te prometemos no desertar jamas de esta bandera; iremos siempre mar- cados con esta sefial; defiéndenos, pues; conforta nues- tra debilidad, anima nuestra pusilanimidad, sé nuestro amparo’en la vida, ‘y haz que en la muerte exhalemos nuestro espiritu entre los abrazos y dsculos de esta Cruz, para triunfar contigo’ en la gloria. Amen. ’