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‘ 414 y el vencimiento del demonio, preciso es que tomemos en nuestras manos la antorcha de la fé. El teatro de la Pasion se halla oscurecido, pues escondido el sol y avergonzado de haber derramado su luz, apenasse v n otras luces que los ténues y opacos destellos de las ligubres estrellas; ha temblado la tierra, se han abierto los sepulcros, se han hundido las piedras, el. mundo se halla convulso, como si estuviese espirando ; pero no temamos : tema el’ juez infcuo que ha condenado 4 Jesus injustamente; te- man los Pontifices que motivaron su ruina ; tema el judio endurecido. En cuanto 4 nosotros , sigamos adelante ; ya no hay figuras y tipos: el Santuario se abriéd para que todos entremos en él y contemplemos la Majestad divina; ya no es sdlo el sacerdote de Aaron quien penetra en su recinto, pues se ha rasgado de arriba abajo el velo que _ lo encubria. {Qué escena pasa en el Calvario cuando Jesus ha es- pirado! ; Qué espectaculo tan horrendo se ve en el abis— mo! La sinagoga salta de placer; vuelven los enemigos de Jesus 4 sus hogares, congratuldndose de la muerte del que reprendia sus crimenes. ; Ah! No tiene tanto pla- cer la leona de la Numidia despues de haber devorado y esparcido los miembros del cazador que queria quitarla sus cachorros para domesticarlos; no pasa su lengua vo- raz sobre sus hijuelos; no da alaridos de. alegria ni mas expresivos ni mas fieros que los que exhalaban los’ es- cribas y fariseos, dando 4 sus hijos el parabien de que les habian quitado 4 un enemigo; pero entre tanto, ,qué su- cede? Uno de los ladrones que estaban crucificados al lado de Jesus confiesa la inocenciay divinidad del Seiior; el Centurion que estacionaba al lado del suplicio, viendo _ que Jesus murié con tanta constancia, exclama 4 voces que aquel hombre era Hijo de Dios: Vere flius Dei erat iste! Una gran parte del pueblo, horrorizado de tanto cri- men, vuelve sobre sus pasos arrepentido 6 hiriendo sus nadia ean

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