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103 su conciencia le dicta, que nada consigue sino agravar mas y mas las afrentas de Jesus ; alli se empeiié en sol- tarlo en honor de la Pascua , y pensando que saldria con su empresa, lo pone en comparacion con el mayor de los facinerosos que tenia, y cuyos excesos eran conocidos de todo el pueblo, y no consigue sino que Jesus sea tenido por mas vil é indigno que Barrabas : aqui oye que Jesus habia andado por la Galilea, y pretende librarlo entregan- dolo al Rey de aquella tetrarquia; mas gqué podia espe- rarse en favor del Redentor, cuando de un juez sin ener- gia pasa 4 otro que vive sin pudor? De un Rey adultero, incestuoso y sacrilego, que por satisfacer la ira de la compaiiera de su abominacion degollara al Bautista , Je- sus no podia esperar sino irrisiones y desprecios. En efecto; Herodes trata 4 Jesus como 4 un-agorero del pa- ganismo; le dice que haga algun milagro en su presencia, y no contestando 4 sus sacrilegas pretensiones, lo trata como 4 un loco; nuevas bofetadas, nuevos baldones, nuevas afrentas, nuevas injurias. ; Ah! Desde que el co- barde Pilatos pretende librar 4 Jesus, el teatro desu Pa- sion se extiende y dilata hasta el extremo de que la sol- dadesca ponga en él sus manos. Nada tenian que ver estos ~ hombres con los crimenes que los judios imputaban 4 Je- sus; eran soldados extranjeros, eran romanos que no de- bian hacer mas que mantener el orden, y, sin embargo, en el Calvario le insultan y en el pretorio le escarnecen. Pi- latos les entrega 4 Jesus para que lo castiguen, y poder con esto decir al pueblo que ya estaba enmendado, y aquellos inhumanos, no sélo lo azotan con crueldad, sino que le revisten, una purpura, lo coronan con espinas, lo cifen con maromas, le ponen un cetro de caila, y, como 4 los histriones del teatro, lo hacen sentar en un escafio, se arrodillan ante él, y, levantandose, burlescamente le saludan, burlescamente le llaman Rey de los judios, y, tomando la caiia, hieren su cabeza y sus mejillas.