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ancianos, nifios, virgenes, sacerdotes, monumentos y templos; al verlos arraigarse en region que no era suya, destruyendo el trono de Recaredo y Wamba, fabricando castillos, formando dinastias y disponiendo de legiones innumerables, ;quién no hubiera dicho que su domina- cion habia de ser eterna? Sin embargo, nada de esto’ su- cedié; se pretendia arrancar 4 la Espaiia su Religion au- gusta, quitarla su independencia, ofuscar sus glorias, depredar sus propiedades, y la consecuencia ‘de tamafio atentado fué convertirse una nacion de hom bres pacifi- - cos en una de héroes. sas La historia nos lo ensefia’ en iin tan indelebles - como gloriosas; apenas pasa el terror panico que infun- dieran los primeros momentos de la irrupeion ‘del isla- mita, vueltos en sf los hijos'de nuestra adorada patria, empezaron aquella guerra , qué no durd ménos que siete siglos, porque el cristiano pacifico no quiso deponer las armas hasta no ver exterminadas en ‘su suelo las ulti- | mas reliquias del hijo de la Numidia. aY qué eran en- ténces trescientos mil moros en Clavijo, doscientos mil en las Navas, otros tantos en el Salado y en Jos muros de Granada? ; Ah, sefiores! Viéranse enténces cumplidas las promesas de Dios 4 Ios israelitas, de que uno preva— leceria contra cinco, y cinco contra ciento; viérase mil veces renovada la victoria de Asa, rey de Jud&, contra un millon de etiopes; la de Ezequias, en Jerusalen, con— tra ciento ochenta y cinco mil asirios; las de sei y Jo- nat&s contra Nicanor y Ptolomeo. {Qué rasgos de Religion y de piedad! ; Qué hidalguia y honradez habia en ‘aquellos héroes! ; Qué denuedo para defender la patria, los' derechos del hombre ; la honra de la doncella y las canas del anciano! ;Cuantas veces eb héroe cristiano, al herir con’su diestra de hierro al pérfi- do mahometano, con la ‘siniestra le arrebataba un nifio, un anciano, un sacerdote, una virgen que aquél habia ar-

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