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524 la piedad en un corazon que desea beber sangre como el tigre carnicero? ,Cémo han de armonizar él heroismo y la compasion en almas de un temple simcreencias verda- deras? La defensa de la Réligion revelada , el sosten del Trono de sus mayores; la salvacionde la patria, atacada la seguridad del ciudadano pacifico, del débil, del anciano, el’ repeler las violencias y usurpaciones con fuerza ‘y vigor , y él’sostener las leyes que ponen un valladar al crimen , son los principios de toda guerra justa; y los que peleen por causas tan santas se -hallaran revestidos de todo el valor necesario' para el combate, y poseeran la mansedumbre de corazon para llevar cefiida la a sin ofender & nadie en la paz. ° Nome es permitido omitir en tan plaasibte momen- to el describiros los elementos religiosos de la milicia cris- tiana ; 4 tan nobles.y bizarros guerreros como ‘vosotros, que unis el valor'de un Gedeon 4 la piedad de un Maca~ beo,; bien puedo repetir lo que el ilustre San Bernardo decia 4 los soldados del templo: «Si Ja profesion delas armas fuese prohibida por el Evangelio, ¢por qué el Bau- — tista, 1éjos de eliminar 4 los hombres de esta profesion, les da reglas de la conducta que deben observar? Muy al contrario ; desenvainese la espada de los fieles contra las cervices de los enemigos para destruir a todo orgulloso que se levante contra Ja ciencia de Dios, que es’ la fé de los cristianos, no sea que digan las naciones impias: .4ddénde esta el Dios que los favorece? Y siendo inminente la guerra, armados interiormente de la fé y exteriormen- te de la‘cota y espada, vayan al campo ménos adornados que atmados, para infundir terror al enemigo sin provo-— car su avaricia. Y al romperse el fuego, dejando 4 un lado la suavidad'y dulzura, digan en su corazon : «;Sefor, »yo detesto 4 tus adversarios, y me enardezco contra tus »enemigos!» Y al decirlo, suenen los clarines belicososy caigan como un rayo sobre las huestes ominosas, tenien-