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los campos amalecitas , David en las llanuras de la Pales- _tina, Ezequias en los muros de Jerusalen, y Judas Maca- beo en sus encuentros con los griegos, sonel argumento mas convincente de que Dios quiere la guerra cuando ésta es necesaria, pues El elige los capitanes , £1 reune los sol- dados, El sefiala las banderas, y fl, por fin, manda pa- sar al impfo al filo de la espada. La justicia de la causa santifica la guerra, y esta justicia pone un lauro sobre la frente de los armados; asi Miguel es el general del ejército de Dios, porque entre Jos innumerables solda- dos de la milicia celestial él fué el primero que tremolé el estandarte contra el usurpador de los derechos divi- nos, y le acometié denodado al grito de «,Quién como Dios?» Asi Finées merecié ver canonizado su valor por la boca del mismo Dios, porque esgrimié ¢l primero el acero vengador contra los prevaricadores. Asi otros capita- nes ilustres, ademas de los lauros que la humanidad puso en sus sienes, fueron acreedores 4 que en las paginas del libro imperecedero quedasen estampados sus nombres con el glorioso renombre de salvadores de los pueblos, restauradores de la Religion.y bienhechores de la hu- manidad.' Asi es tambien que el inspirado Profeta Rey canté expresamente un himno de alabanzas al cielo por sus muchas victorias; exordiando uno de sus canticos con estas palabras: «Bendito sea el Sefior, que me ha en- sefiado 4 manejar la espada y 4 hacer victoriosamente la aes » (Psal. cxuni, vers. 1.) rf ~ gQué significa esto, sefiores? Dios, ‘que se gloria en llamarse Dios de paz, gaprueba la guerra, suscita gene- rales, conyoca ejércitos, manda poner banderas en las cumbres de los montes, resonar los clarines y poner 4 sangre y fuego ciudades y provincias? Luego hay que de- cir que siendo Dios Santo y Justo por: esencia, y apro- bando la guerra, hay causas justas para tomar la espada, y que los Monarcas y los pueblos puedén declarar el ex+