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UNAS HONRAS DE MILITARES:. IE Charitas numquam excidit. La caridad nunca falta: (Tap Coniieh., 6p. xiii, vers. 8.) * Siempre que soy llamado 4 ocupar este sagrado puesto, me créo investido de una honra que no reconoce rival fuera del santuario; esta es la de representar al Rey de los cielos, cuyo embajador es el sacerdote , siempre que tome en sus labios el Evangelio de la paz. Aparte mi in- . dignidad, mas de una vez he reflexionado en mi culmi- nante posicion, y he rendido 4 Dios htomenajes de gratitud por haberse dignado escogerme entre mil para ser el in- térprete de sus voluntades entre los hombres. En esta ocasion me asisten motivos mas poderosos atin para glo- riarme de que me quepa la doble honra de explicar el Testamento divino y de hacerlo en presencia de un pue- blo escogido, reunido en rededor del santuario, 4 cuyo sagrado recinto lo conducen: la Religion , el amor y el he- roismo. Antes de ahora me habeis dispensado el honor de Hamarme a tomar parte en la solemnidad sagrada que os trae al templo; pero hoy diviso en cada uno de vos- otros un creyente, un amigo, un héroe; la fé y la amistad eran los lazos que os unian alos que militaron bajo el ‘