BCCPAM000591-3-10000000000000
‘esto ‘aconteciera, yo creo que me diria estas palabras: «Dejadme descansar entre las sombras del sepulcro, porque jah! si yo me levantdra... Al ver esa degradacion a que han Negado algunos de nuestros compatricios, volviéndose esclavos de la moda, de esa moda de querer parecer, mas que hijos de Castilla, hijos de las Galias; al ser testigo de esas exhibiciones que se hacen de galieies mos , podria suceder que llamase 4 mi antiguo Hidalgo, y que renovase éste aquella escena en la cual, por algo parecido 4 esto, arremetié con su lanza 4 la tienda de un parlante sin ldgica, y no dejé titere con cabeza en ella.» Pero dejemos en la paz del sepulcro 4 nuestro eminente maestro de lengua castellana, y volvamos al nucleo del. discurso, que versa sobre el altisimo aprecio que hicieron nuestros grandes literatos de la virtud que ha de procu- rar tener el sabio catdlico. Por eso posee nuestra Espafia esa literatura tan rica en doctrina, tan pura en sus maximas, y tan amena 6 instructiva. Tenemos Juvenales cristianos, cuyas satiras son una reprension continua del vicio; Virgilios que en églogas tambien cristianas describen los encantos de la inocencia y las dulzuras del amor santo; y otros que en cantos herdicos refieren las hazaiias militares de moros y cristianos, de araucanos y espafioles, de los hijos de Anahuac y de los de la Iberia; tenemos Cicerones cris- tianos, que en estilo correcto del Lacio peroran por la de la Academia; sin embargo, si se usase esta palabra, significaria algo que se entendiese; pero la francesa doigté no significa nada en espaiiol. Pero entre tan~ to, tenemos en nuestra léngua las palabras de signos musicales, breve, semibre- ve, minima, seminima, semicorchea, fusa y semifusa; y basta decir la primera para saber que significa dos compases mayores, la segunda uno, y asi de las de- mas. Pues bien; la moda de que en Espaiia sea todo francés, ha hecho que los autores modernos de musica nos hayan despojado'de aquellas voces, y hayan introducido las palabras de cuadrada, redonda, blanca, negra, lo que sabe cual- quiera aldeano que vea esas notas, pues se ve que, en efecto, son asi, redondas, blancas y negras, y han sastituido 4 la semicorchea la doble corchea, y dla fusa y semifusa, la triple corchea, la cuddruple corchea. No es esto muy laudable. ‘ * phy.
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz