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hacerlo presentando las bellezas de la fé y los encantos de la verdad cual corresponde al magisterio, severo y suave, majestuoso y dulce, pero siempre veraz, del mi- nistro de Dios, no ocuparia dignamente el lugar sagrado. El ensefar deleitando con gracias y cuentos que-no ofen- den la virtud, el pintar los vicios sociales adornando la narracion con lances y episodios que recargan el cuadro de la fealdad, para que se destaque mejor la belleza de ‘lo que es recto y virtuoso, con tal que los oidos castos no se ofendan ni la fé padezca detrimento, es propio de los que, no estando llamados por el cielo 4 enseiiar la fé y la doctrina revelada, toman 4 su cuenta el representar 4 sus contempordneos los vicios de que adolecen y las faltas que cometen contra: las virtudes. j;Ah! Si me fuera permitido el cumplimiento de lo que deseo en estos momentos; si cuando somos testigos de la corrupcion de nuestra lengua, tan noble, tan rica, tan matizada de poesia, tan abundante en orientalismo, introducida por esas traducciones de novelas y roman- ces, hechas por hombres asalariados, que ni conocen el — caracter y los modismos de la suya, ni la pobreza de la extraiia , me fuese dado que la venerable figura de Cer- vantes se incorporara; si yo le dijera que en esta época los espafoles se ocupan de letras, como si éstas fuesen un predio; hacen politica, como si la politica fuese una pieza de paiio; hacen con las flores un bouquet, en vez de for- mar un ramillete; comen en restaurant , cenan en buffet, asisten 4 soirée y van 4 comprar joyas en disuterias, por- que no hay joyerias; si me oyese decir que en. Espaiia - debuta el que estrena el estrado 6 las tablas, y que una nifia no toca el piano porque no sabe el doigté;'si enten- diese que hay profesiones que han sustituido los nom- bres de su arte con los de lenguas extranjeras (1); si - \ (1) Esto ha sucedido en la musica ; nuestra lengua no tiene la palabra dedeo, que corresponde al doigté francés, 6 por lo ménos no consta en el Diccionario