BCCPAM000591-3-10000000000000
tropeado, no hay un lance que no sea un desengaiio; y son éstos tan multiplicados, que al fin producen en él una mudanza, entra dentro de si, reconoce su locura, se vuelve 4 Dios, le pide perdon de sus extravios, y espira entregando su alma 4 su Criador. Si esto no es grande en una epopeya, yo no sabré aay cir qué cosa es la grandeza; si este modo de curar las enfermedades intelectuales no es sabio, yo no sé qué cosa es ser sébio. Ese personaje es un Proteo de aquel jéven cuya imaginacion se acaloré con pensar que, con las riquezas que habian de pertenecerle por legitima pa- ‘terna, habia de regorrer un mundo de aventuras, y al fin se entreg6 4 ellas, disipando sus haberesy reconociendo despues sus errores, y volviendo a pedir gracia y mise- ricordia 4:su padre. (Luc., cap. xv, vers. 21.) De este modo curé el sabio autor de ese libro aquella plétora de. que se enfermé su época, de libros de romances, de in- venciones y de encantos, que habia dado 4 millares el siglo que le habia precedido. _ Sefiores: el modo de ensefiar es tan vario como los tiempos, y tan diferente como las épocas. En las Sagradas - Letras vemos que Dios mismo se sirvid, por medio de sus Profetas, de cuantos recursos tiene la elocuencia hu- mana, pues eché mano de simbolos, de tipos, de compa- raciones , de didlogos, de apdélogos y hasta de un drama, y por.cierto de un drama tan divino como el Cantar de los Cantares.4,Y qué quereis que.os diga? gQué tienen que ver los libros cuyas locuras combatié Miguel de Cervan- tes; qué el Amadis de Gaula y los de Feliciano de Silva con los que en estos tiempos andan en manos de todos, corrompiendo los corazones y enfermando los entendi- mientos? No seria de desear que, puesto que las genera- ciones actuales desoyen la voz del magisterio de la Igle- sia, que condena esa lectura, se levantase un ingenio grande y excepcional, que por medio de la sdtira dester-
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz