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500 — : - natural entre nosotros, que por lo mismo podemos decir que en Espaiia hasta la atmésfera es catdlica. _ 4A quién no sorprende ese conjunto majestuoso de sabios que empezaron a dejarse ver en el siglo Iv, y ha ido engrosando siglo por siglo hasta formar un verda- dero ejército? Grande es la gloria literaria de Espafa. Cuando los Jerénimos y los Agustinos asombraban al mundo con sus escritos, la Espafia daba 4 la Religion el _ primer poema consagrado 4 cantar en verso herdico toda la vida de Cristo, tomada de los cuatro Evangelios. Esto. hacia el sacerdote Juvencio: y al mismo tiempo el in- mortal Prudencio, para quien tan facil era el versificar como Homero 6 como Virgilio, llenaba el mundo con los. ~ ecos de sus himnos y cantos sagrados, en los cuales nar- raba las grandezas de Dios, su unidad, su Trinidad y las. glorias de los martires. Si se ha de recorrer eslabon por eslabon la cadena de oro que une 4 los sabios, desde la sexta centuria hasta la décimasexta, es preciso nombrar — 4 los Leandros 6 Isidoros , 4 los Ildefonsos y Eugenios, & los Eladios, Braulios y Tajones, 4 los Raimundos Lulios y 4 los Tostados, 4 los Cisneros y 4 los Vives, y entre ellos 4 los Alfonsos de Castilla y de Leon, de cuyas plumas salieron 4 la vez tratados de astronomia muy elevados, cédigos de leyes sapientisimas, historias de hechos glo- riosos de su patria, y por cuya aficion 4 la literatura Castilla y Leon pudieron leer en su idioma pdtrio los li- bros sagrados de ambos Testamentos, en cuya gloria no. sabemos que nadie nos precediera, ni que nadie por en- ténces nos siguiera. Pero llegamos 4 la centuria décimasexta, la cual se inaugura con las homilias de Santo Tomas de Villanue- va, verdadero tiltimo Santo Padre de nuestra Espana; y_ al abrirse de par en par las puertas de esa época, no pa— rece sino que se descubre repentinamente un horizonte- de luz que deslumbra las pupilas. Los nombres de los sa-

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