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4 nea divino (Ps. tv, vers. 7), gno ha corrido por nuestro enten- dimiento el riachuelo que puede crecer hasta ser rio cau= vida, vaya 4 entrar en el océano inmenso de la eternidad? Toda sabidurta procede de Dios ; dice el sabio Sirac, ' inspirado por el Espiritu Santo (#ccli., cap. 1, vers. 1);. aquella nos ensefia que Dios ha de ser adorado, amado y temido, que. hemos de honrar'a nuestros padres , que no . hemos de hacer mal 4 nadie, que hemos de cultivar la justicia , y la caridad, y la paciencia, y que hemos de vivir piadosa y castamente; aquella que nos eleva al conoci- miento de las verdades eternas, aquella que nos intro-. duce en Jo mas secreto del consorcio con Dios, por la manifestacion que nos hace de su naturaleza; aquella qué nos acompafia en la investigacion de las ciencias na- a turales; aquella, dice Origenes (Homil. xvit in Numer,), que tiene por objeto la composicion de las cosas materia— les ; toda ciencia, toda arte, como la musica, la geome- tria, la medicina, la fisica, de Dios es , y de El procede; aquella, por fin, que regula la vida humana; es decir, todo habito, todo acto, todo objeto, todo dictamen, toda verdad de sabiduria que hay en los angeles y en los hom-_ bres, proviene de Dios, y mana de El de tal manera, que no lo abandona, sino que esta fija‘en El, asi como la luz del sol; derramada en todo el mundo, queda en el mismo ' astro.” ‘ Altisimas son las reflexiones que suministra lo que _ adabamos de decir ; una donacion incluye dos conceptos, el de lo gratuito por parte del donante, y el de lo obli- _ gado por la del favorecido.’ Pero cuando el donante es - Dios y el agraciado es el hombre , la consideracion sobre los deberes que éste contrae se reviste de un caracter nuevo, tinico y éspecial. Compongamos un hombre, em- pezando desde la nada ‘y acabando por lo mas elevado de su existencia, .y no podremos ménos de asombrarnos de daloso, cuando, despues de recorrida la carrera de la_ paras onan