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Bi F F Bes El abismo hablara enténces, y las diane alzarin sus manos. Sefor, afiade el Profeta: el sol y la luna se detu- vieron: al ver el fulgor de tus saelas, marcharin en el resplandor de tu vibrante lanza; y tui, con un bramido, hollaras la tierra, y con tu furor haras que caigan en es- tupor las gentes; porque saliste para salvar a tu pueblo, te levantaste para salvar atu Ungido, y derrocaste la cabeza de la casa del impio, echaste la maldicion 4 sus. cetros, y al jefe de los guerreros, que venian como tor- bellino 4 hacernos ailicos.» (Habac. , orat.) Todo esto acontece, mis amados oyentes, cuando, © cumplido el tiempo de la paciencia de Dios, determina ste levantar su mano, y, desenvainando su espada, sale “ £1 mismo 4 dar batalla 4 los enemigos de su Hijo y de su Iglesia. Pero escuchad lo que os voy 4 decir, y conser- vadlo grabado profundamente en yuestros corazones. _No hay en este: mundo mayor nobleza, como decia una Santa martir 4 un tirano, que la de ser cristiano: «La servidumbre de Cristo, decia, es mas noble que todo - elesplendor de-los Reyes.» (Act, Mart., S. Agath.) El hombre noble con la’ nobleza terrena, deja de serlo y empieza 4 ser vil desde que se encarniza con el débil_y miserable: la mayor degradacion de un vencedor es sa- ciar sus iras en el vencido. Hoy, nobilisimos hijos de la Iglesia catdlica, celebrais un gran triunfo, y teneis indi- cios ciertos de otro mayor. Pedid, pues, al cielo lo que lanobleza misma terrenal prescribe entre los hombres, lo que la Religion manda, lo que Jesucristo nos ensefla, y lo que desea con todosu corazon nuestro inmortal Ponti- fice Pio IX. 4Cual ha de ser nuestra peticion? Paz al mundo; con- “version de los pecadores para que no caiga sobre ellosla_ ira de Dios; vuelta voluntaria y pacifica de los usurpa= dores del poder temporal del Vicario de Cristo 4 sus an- tiguos limites; triunfo de la ciencia de Dios sobre la ge

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