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482 ajenos.» Y Dios decia desde el cielo: Vo entraré. Decian ademas: «Han de ir levantd4ndose, una por una, las pro- vincias, hasta que no le quede al Papa mas territorio que los alrededores de Roma; y reducido 4 la miseria, ha de tener que ceder en sus pretensiones de sobera- nia.» Y Dios decia: Wo cederd. «Lo hemos de hacer ren— dirse por hambre, pues no cobrara tributos ni gabelas.» Y Dios decia desde el cielo: Wo se rendird. «Hemos de levantar ejércitos , decian los sacrilegos y los parricidas, y hemos de rodear 4 Roma con cerco de hierro; asenta- remos cafiones de batir 4 la nueva Tarpeya, y miéntras que éstos vomitan balas contra esa llamada roca de Sion, han de llover bombas incendiarias sobre las basilicas, sobre el mismo Janiculo, sobre el mismo Vaticano; y atemorizado el Papa, huira y nos dejaraé campo abiert para ‘apoderarnos de su tiara y ponérnosla sobre nuestras sienes, y abolir para siempre su principado.» Y Dios de- cia: Vo se atemorizard , no huird,y asi se ha cumplido lo que decia David: Qui habitat in ceélis irridebit eos, et Dominus subsanabit eos. Héah{, mis amados fieles, la gran red que la impie- _ dad, eubierta de clamide de escarlata, ha estado tejien- _ do para coger en ella al gran Pio IX.'Vosotros vefais ciertas operaciones y oiais proclamar mil axiomas falsos .en religion y en politica; y, atendido 4 que se guardaba el secreto entre salones dorados y bajo pabellones donde alternaban dos ensefias, emblemas de sinceridad y de elevacion de miras, cuales eran una cruz y un dguila, no sabfais que todo eso era la preparacion paulatina para consumar la mayor de las tiranias, el mayor de los robos, el mas abominable de los sacrilegios. Ahora lo sabeis, y sabeis ademas que Dios se ha reido de tanta indignidad, de tanta hipocresia, de tanta innobilidad y de tantay tan inicua trama. Qui habitat in celis trvidebit eos, , et Dominus subsanabit eos. .