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y la costra de la apostasfa, no pueden yer que anda tam- bien en medio de ellos aquel Sér divino, para quien no hay confines de cielo, de tierra, de abismos, de Tartaro, ni ausencia de luz, pues las tinieblas mas espesas son un resplandor perenne.» (Ps. cxxxvill, vers. 11.) Decia - este Santo Profeta hablando con Dios: Subre el mar, Se- nor, es tu camino, y tu sendero en muchas aguas, y no se conocerdn tus huellas. (Ps. uXxvi, vers. 20.), Siendo el andar tan majestuoso y tan sutil, y las huellas tan lige. ras, que solo el que las deja las puede conocer, gcdmo han de saber por dénde anda Dios los incrédulos que afectan negar su existencia, los de la religion del senti- mentalismo, que se pavonean con palabras altisonantes, y desearian, como el' impio, que no hubiese Divs, y los que, despreciando las luces de la revelacion , se juramen- tan para consumar un deicidio moral , condenando a des- tierro, 4 hambres, 4 circeles, al que representa’al mismo Dios en la tierra, y persiguiendo sin tregua a los que re- cibieron de Ei la allisima mision de sostener en el mundo la verdad, la justicia, la Religion y sus derechos impres- criptibles? Vi. Verdad es que nosotros mismos, teniendo despejado — nuestro enlendimiento, y muy vivas y penetrantes las miradas de la fé, no podemos comprender las obras de — Dios; pero con esa misma luz de la fé las examinamos y conocemos la conexion perfecta que lienen entre sf las obras divinas, y el lazo de oro que une lo sublime con lo infimo, k celestial con lo terreno,, las promésas de Dios con st. cumplimiento. Tambien es cierto que, te- niendo ciencia reyelada de la omnipotencia de Dios, y de que confunde & los malos y perversus, creemos que. _ 8 ha de levantar este Sefior, segun la admirable expre— Bil eo
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