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5 Re no intervenir en los negocios de las naciones, aunque éstas rechacen al padre y lo sustituyan con el tiranoy , usurpador, y aunque se debatan entre rios de sangre, han intentado desmoronar el Trono en el cual quiso Dios ser - representado en Ja tierra. Y miéntras ellos hablan.asi, estan, los que con apatia sacrilega han favorecido sus planes malvados, mirando con asombro lo que ellos mo creian jamas que pudiera suceder: «;Qué es esto? se di- Ae cen. Nosotros, que dirigiamos miradas torvas y hasta ‘ .ghispeantes hacia el Sélio de donde salian reprensiones severas contra nuestras injusticias, y que por mas que nos habiamos empeiiado , siquiera en coartar'el poder ide quien se sentaba en él , nada hemos conseguido ; nosotros, que habiamos declarado que era de derecho natural’ res- petar la conciencia publica de los pueblos y no oponer- nos 4 sus levantamientos y 4 las ruinas que causasen, aunque fuesen derribados cuatro Tronos, aunque se ba- fiase la tierra en lagos de sangre; nosotros, que estable- cimos por nuestro silencio 'el derecho de la. usurpacion, — del robo, del latrocinio, del despojo:de los débiles, y lo hicimos ‘porque nuestros ejércitos, nuestras naves y nuestra fuerza nos garantian que ese nuevo derecho:no habia de llegar 4 nuestra. propia casa; nosotros, que en “el dia de un horrendo sacrilegio. dijimos alegres y ufanos que la obra estaba consumada y que era necesario respe- tarla; que la revolucion habia triunfado, y nos habia li- ‘brado ya de oir aquella voz que reprende toda injusticia y condena toda iniquidad, gcé6mo nos hemos engafiado? sCémo vemos que la revolucion se ha quedado inmoble . como la piédra, sin atreverse 4 dar su ultimo paso? gC6- mo oimos todavia los ecos temibles de esa voz?» Criminales son estos dos didlogos: en ‘el primero «re- salta el crimen dela accion, yen el segundo el de la contemporizacion, el del silencio, ‘el de la apatia, elde — haber sido causa moral. del utentedo mayor que han