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dado igual honor a Dios y 4 Lucifer, 4 Cristo y 4 Belial, al culto catdlico y 4 la herejia protestante, y al judais- mo, y al budhismo, y hasta 4 la supersticion del negro del Africa, adorador del chacal y de la sierpe, pues esto significa la libertad de cultos. ,Y de qué ha servido todo eso? Ha servido de acicate para los tibios, de desperta- dor para los sofiolientos, de estimulo para todos: esa li- bertad nefanda ha conmovido todos los corazones, y les ha hecho recordar que ellos son todos hijos de la Iglesia 4 eatélica, y que deben 4 la Religion catélica sus glorias | y sus felicidades: esa division que se ha pretendido sem- _ brar entre los espafioles ha sido la ocasion para que to- dos hayan dado un grito que resuena por todas partes; diciendo: «Nosotros no queremos mds politica, ni mas monarquia, ni mds creencias que las de Recaredo, las de Pelayo, las de los Alfonsos, las de los Fernandos, las de los Reyes Catdlicos, las de los Felipes.» ‘ Tambien, siquiera por esta vez, daré las gracias al ptolselantiome: porque éste se gloriaba de que al fin, despues de tres siglos de conatos inutiles, habia conse- q guido que se le abriesen las puertas de la nacion que a _ siempre lo habia rechazado. Gloriabase, y se puso en mo- | vimiento. Hallabanse dispersos en las naciones protes- tantes muchos de nuestros hermanos, llevados alli por las tempestades politicas; sf, dispersos ; porque jay! por efecto de una revolucion, de cuarenta aiios ya, los espa- fioles nos parecemos & esa raza proscrita por el deicidio que cometid, y andamos desparramados por cien nacio- nes. El protestantismo creyé que habia llegado su hora, y congregé & nuestros hermanos dispersos , 4 quienes ha- bia seducido con el oro, y les mostré talegas de ese me- tal, y les dijo: «Ahora vais 4 ser apdostoles volviendo 4 vuestra patria, para que saqueis de la idolatria 4 vuestros compatricios : marchad, pues; ahi teneis tesoros abun- dantes para que vivais, y ademds, ahi los sanela, para. ib elie