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para hablar 4 esos predicantes. ;Hipdcritas! Esos mis- mos impostores tienen cien duros por cada domingo por predicar contra Cristo, es decir, en un dia lo que en tiem- pos normales tenia un parroco nuestro de los campos por las dos terceras partes de un aio. Estad, pues, advertidos, mis amados oyentes, que _ esos ministros que os salen al encuentro, convidandoos con su proteccion, son emisarios del gran ménstruo que quiere devoraros; son unos traficantes de Satands, que quieren comprar el don inestimable de vuestra fé por el cambio de unas cuanlas monedas. Verdaderos discipulos de Judas y de Simon Mago, pues han vendido 4 Dios por seguir sus propias concupiscencias, y corpran almas santificadas por la gracia del Espiritu Santo, para darse- las 4 Lucifer. Cuando alguno de ellos se os encare y 0s invile con él oro, decidle con santa indignacion: «Anda de aqui, Satenie; y sea tu dinero para tu perdicion; yo debo mi alma 4 Dios; gte la he de dar 4 ti, para que la vuelvas patrimonio de Satanas? Yo debo al Espiritu Santo la gracia de la santificacion , que, Jesucristo gané con su muerte y Pasion; gcrees ti que yo he de vender el don de Dios ni por todo el mundo que me dicran? Vete, pues, de ahi, Satands, y sea ese dinero que me ofreces para tu propia perdicion.» Pecunia tua tecum sit in perditionem; quoniam donum Dei existimasti pecunia possideri. (Act., cap. vill, vers. 20.) XVII. En presencia, pues, de este especticulo de gloria para Dios y de alegria para nuestros corazones , ,qué quereis que diga, mis amados oyentes? ; Ah! Siquiera por esta vez yo doy gracias 4 una revolucion: Dios permitié por sus altos juicios que sobreviniese una en nuestra amada patria, la cual se ha empeiiado en descatolizarla: ella ha