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3 + 440 estos sectarios, empezaba la autonomia de cada indivi- duo de la sociedad desde el momento que’ él se supiese dar cuenta 4 si mismo de sus acciones: con decir que tenia la libertad del Evangelio, se eximia del dominio de su principe, y podia conspirar contra él, pues tenia de~ recho 4 cambiar el gobierno cuando le agradase: con de- cir que él resolvia toda disputa en la inteligencia de los . dogmas de la revelacion por su propia interpretacion, inspirada por el Espiritu Santo , ya no habia para él mas dogma que el que él mismo se diese, ni mas precepto que’ el que le agradase imponerse. Asi es que en pocos aiios no qued6 integro en el seno del protestantismo ni un solo dogma de la fé revelada; empezando por el misterio au- gusto de la Santisima Trinidad, siguiendo por la sagra~ da humanidad de Jesucristo, continuando por su virgi- nal Madre, y concluyendo por la fundacion de la Iglesia y su jerarquia, por los Sacramentos, por la justificacion,, por la gracia, por el libre albedrio del hombre y por la necesidad de cooperar con las buenas obras 4 la gracia que Dios nos da por los méritos de su Hijo hecho hombre, todo qued6 aniquilado. Vill. En pocos afios, por tanto, se vid el Occidente dividido en dos fracciones, catdélica una y protestante otra; pero ésta se fué subdividiendo en tantas sectas, que se formé una verdadera Babilonia, donde nadie entendia el habla de su compaiiero. Entre tanto, repetimos, el magnifico edificio de la {6 revelada quedé destruido para esta frac- cion, porque cada uno intenté pulverizar la piedra del edificio que se le antojaba; y entre Calvino, Beza y Zuin- glio en Suiza, entre los partidarios del primero en unagran parte de Francia, entre Lutero, Carlostadio, Melanchton y mil maestros mas del error en Alemania, y entre Mar- enitibidiiaiancin

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