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109 éstos atin en el principio de la refriega , y la humanidad se estaba en expectativa, con las ansias que Roma miraba a sus gladiadores, esperando los resultados del combate; pero hoy dia no sucede asi. El Evangelio se encuentra en la arena: diez y nueve siglos ha vencid en el primer en- cuentro, vencié en el segundo, en el décimo, en el centé- simo, en el milésimo; ha vencido cuantas veces lo han llamado 4 pelear; por consiguiente, se sabe por la fé, por la razon, por la experiencia, que el Evangelio es purisi- mo en su moral, infalible en sus dogmas, inalterable, invencible, divino. Hoy dia, quien niegue al Evangelio estas cualidades, se tiene por un hombre escapado de esas casas donde la demencia tiene su caritativa guari- da, y en contestacion 4 todos los argumentos que se quieran oponer contra este Cédigo divino, no hay otra respuesta que el desprecio. En este libro divino hallo yo establecidas clara y po- sitivamente dos verdades: primera, queel entrar el hom- — bre en el cielo es un efecto de la bondad divina; segun- da, que bajar el hombre al abismo es un efecto de nuestra eleccion, explicitamente querida, buscada y acep- tada. Por consiguiente, el que se salva para la vida eter- na, sé salva porque Dios quiere y el hombre tambien; el que se condena para la muerte eterna, se condena contra los designios, contra el querer, contra la intencion de Dios; siendo esta reprobacion una consecuencia inme- diata y directa de la eleccion humana. Hé aqui dos pro~ posiciones que nos elevan 4 la consideracion de la eco- nomfa de la Providencia, y nos explican en dos palabras cuanto es Dios y cuanto es el hombre. 4 Pensais que ne- . cesito, para demostrarlas, dela autoridad del primer ted- logo de la Iglesia (Agustin ), de su discipulo( Aquino), 6. de esa innumerable muchedumbre de sabios que han es- crito sobre el asunto? No: antes que todos hablé Jesu- cristo: abridel Evangelio de San Mateo (cap. xxv); leed