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¥ 2 106 seos, laberintos y delicias, nos encanta y absorbe nuestra atencion; el verde y sencillo prado, matizado de flores y alfombrado de tierno césped, hace que el fildsofo detenga en él sus miradas escudrifiadoras, y que confiese que nada entiende tan solo con que quiera examinar la na- turaleza y artificio de una brizna de yerba y de una flo- recita la mas insignificante; no hacemos mas que balbu- cear como nifios al querer descubrir totalmente todas las _ partes de los tres reinos de la naturaleza, cuyos objetos tocamos, vemos, examinamos, disolvemos , analizamos; ay querremos comprender lo que es el cielo? ,El cielo, que esta separado de nosotros por distancias infinitas, pues la mds pequeiia de las estrellas es muchos millones de — veces mayor que la tierra, y mas esplendente que el sol, y sin embargo no las vemos sino como unas. pequefias chispas de diamante inflamado? ,E1 cielo, donde Dios os- tenta toda su gloria, y grandeza, y majestad, y hermo-- sura, y amor? 4Lo comprenderemos? 4Podremos hablar de 61? ,Podremos hacer una descripcion completa? Seria esto una temeridad, seria una. empresa inacabable. Sin pasar adelante en esta materia, diré, lo primero, que el objeto de nuestra fruicion en la gloria es aquel Sér ‘/,. divino que habita entre luces inaccesibles, que ninguno : vid ni puede ver estando en carne mortal: verlo, contem- plarlo, amarlo y ser amado de El, es la esencia de aquella gloria; segundo, el sujeto que ha de ver y contemplar y amar es el alma humana, revestida para tan sublime fin _ de la luz dela gloria, gozando de esta dicha sin tasa ni medida, no solamente ella, sino el cuerpo que fué su ha- bitacion en la tierra; y tercero, os diré que el lugar de estos goces inefables es el cielo. ¢Quereis profundizar mas la materia? gQuereis saber mas? Preguntadlo 4 Pa- blo; él os diré que una vez fuera elevado hasta el tercer cielo, y causé este rapto en él tanta impresion, que ja- mas pudo cerciorarse de cémo habia sucedido , y sdlo sa-