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KS, ie 102 ; ; como 4 sus amigos, ha seguido sus pérfidos consejos, se ha arrojado en sus brazos, y no ha podido conocer al Dios amoroso que lo visitaba: Zo quod non cognoveris tem- pus visitacionis tue; y por este medio se ha endurecido y obstinado en la maldad. Yo no puedo creer, amados mios, que haya en mi - auditorio ningun alma apasionada tan lastimosamente por sus enemigos ; pero examinemos un momento nues-. _ tro corazon; veamos qué fuerza tienen sobre él las ma= ximas divinas,el amor de un Dios crucificado, y el deseo de una eternidad feliz; consideremos cémo cor- respondemos 4 la gracia, y si hubiese algun corazon endurecido, yo le dirijo mi voz, como en otro tiempo lo hacia nuestro amable Jesus sobre la infortunada Jerusa- len : Si cognovisses tu , in hac die que ad pacem tibi : si. conocieses ;oh alma infeliz! lo que en este dia te se ‘anuncia para tu propio bien, no correrias precipitada tras de esos placeres que pasan con la velocidad del viento, y no dejan en ti sino amargos recuerdos ; no pasarias tus dias meditando los medios de adquirir bienes transito- ‘rios; antes bien anhelarias por la pronta posesion de los que ahora estan escondidos 4 tu vista: une autem abs- condita sunt ab oculis tuis. Si, estos tesoros estan ocultos- al corazon perverso, porque no ha gustado las dulces consolaciones de los que aman al Sefior; si los cono- cieses , pues; si considerases las ventajas que te resultan de servir 4 tu Dios, luégo abandonarias tus proyectos criminales , luégo renunciarias & los placeres del mundo y 4 las seducciones de la carne, y tu corazon endurecido se desharia como la cera, y se volveria al Sefior, que te convida con su amor, te llama y te halaga para que, por tu propia voluntad , aceptes los dones de su gracia y ad-— quieras méritos para su gloria. Aun estamos & tiempo, amados mios ; muévannos las. lagrimas de Jesus : si nos convertimos, seran para nos— ’

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