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Necesidad de una religion revelada. 63 mento del culto que damos al Sér eterno. No es vano pues, vi ridículo nuestro obsequio, sino justo y razonable. Le exigen imperiosamente la soberanía de Dios y la dependencia del hombre. $ 11 Dexamos demostrada la primera verdad : pa- semos á la segunda , y veremos que de la exis- tencia de Dios dimana precisamente la idea que nosotros nos formamos del amor que tiene al ór- den, principio y fundamento de una ley , que es el segundo constitutivo de una religion. Herma- nos mios, pensadlo bien. Un Dios enemigo del órden , ó indiferente porel órden , no podria ser mas que un Dios ciego , que no conociese la per- feccion ¿ 6 un Dios malvado , que no quisiese lo que es esencialmente bueno 3 ó un Dios estúpido é indolente , que sumergido en una inercia letár- gica , sin sabiduría ni providencia , entregase al hombre y aun á todo el universo á las ciegas le- yes del acaso 3 ó seria un Dios absurdo é incon- siguiente , que estuviese en oposicion con su pro- pia naturaleza , que deberia ser el órden esencial y primitivo, y con sus propias obras, cuya exis- tencia y conservacion exigen necesariamente el órden. Ved ahí unas conseqijencias tan absurdas «Cómo necesarias , tan necesarias como contradic- «tórias,, que trastornan lo que establecen, y des- «truyen-la existencia de-Dios , que ellas suponen "Porque siendo Dios un Sér infinitamente perfecto,

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