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Sobre la +xéstencia de Dios, 23 cometemos el pecado; y«consuelos dulces quando practicamos la virtud! ¡Un.Médico «divino ; que nos proporciona los remedios mas eficaces: pare preseryarnos dé las enferhiedades del alma y para sanarnos de ellas quando: por nuestra desgracia las hemos“ contraido! ¡Quánta utilidad , quánto consuelo ,«quánta; paz nos resalta en este valle de lágrimas de suponer que existe ¡un poderosó Pros tectór ,: un amigo fiel un esposo amable , en una palabra, un verdadero Dios! Y si de negar la existencia del Sér eterno, santo , justo 'y omnipotente resultan necesária- mente tantos absurdos, y: de suponer solamente que si existiera experimentariamos precisamente tantas felicidades, ¿dé quántos males nos libra“ remos , y quántos bienes adquiriremos, si cree- mos, como es así, que real y verdaderamente existe este Sér, espiritual en su substanCia , eter= no ¿ increado “en su naturaleza , y abismo inson- dable de todas las perfecciones? ¡O alma mia, alegrate en tu Dios omnipotentísimo , santísimo, justísimo , hermosísimo, estable é incomprehen= sible , simplicisimo-y perfectísimo , invisible; “y que todo lo vé, inmutable y que todo ly muda; á quien ni los espacios dilatan, ni las angos- turas estrechan , ni la variedad muda, ni la ne- cesidad corrompe, ni las cosas tristes perturs ban', nivlas! alegres halagan! Regotijate en tu Dios, 4"quien ni la memoria dá, hivel blvidó quita , ni las cosas pasadas pasan, ni las futii- ras suceden , porque todas las tiene presentes en'su inmutable eternidad. Él esá quien'ni el ori-