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Sobre la enístencia de Dios. 19 fatar un sistéma tan miserable y monstruoso , que proponer sus principios sencilla y claramente como:lo hemos hecho? ¿Dios materia? ¿El hom- bre, el bruto y la piedra no se diferencian mas que en las modificaciones de la naturaleza 2 Si es- tos no son delirios de hombres dispiertos , ¿ cómo _ podremos Hamar disparates y despropósitos á los qúe profieren' los dementes mas rematados ? ¿Se mostrarán ménos absurdos los del autor del Telliamed ? Confieso que al escuchar '4 aquel Francés que fué Cónsul de su nacion en el Gran Cayro'á principios del siglo pasado, no sé quál siga primero en la risa ó enel llanto , á Demó- crito Ó 4; Heraclito. Sus extravagancias mueven: á risa, los extravíos de la razon causan lástima. Él supone con Epicuro y Lucrecio la existencia' de una materia eterna é'increada , de que forma en su cerebro el globo terrestre, y los globos ce- lestes ¿pero de tal manera , que ellos mismos se transforman unas veces en cuerpos luminosos y abrasadotés , y otras en cuerpos húmedos y. te= nebrosos: La tierrá , dice ¿ estuvo en otros tiem- pos cúbierta y envuelta en ún inmenso volumen de agua, que se fué luego disminuyendo por'elicas lor del sol que desecaba y absorvia su humedad; y con la-sycesion de los“tiempos llegará el sol á absorverla enteramente, y entónces la tierra árida y-seca'se entenderá y “arderá toda havta consumirse las materi¿s inflamables. Estas mates rias inflamables consumidas despues de millames de siglos , volverá 4 aparecer la tierra opaca>y llena:de-sombras , y absorviendo los yapores y. Ca
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