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16 Sermon Í. cautividad , á Susana de las calumnias, á Judith de los: peligros, á Esther de la sentencia de la muerte , 4 Daniél del lago de los leones, y. 4:Lá- zaro del sepulcro , clama al Señor en su tribulaz cion, y es oido: pide y es socerrido ; y sin que comprenda los medios de que se vale la divina Providencia para su alivio, le siénte y experi= menta... EA ¿Dónde hallareis vosotros, ridículos y extra= vagantes ateístas, estas preciosas utilidades en vuestros mostruosos sistémas? ¿Las hallareis en los delirios de Epicuro sobre el alma, los dioses y el mundo visible? ¿Pero cómo llamaremos alma racional que piensa, calcúla, elige, combina y quiere ¿una alma material compuesta de partes divisibles y perecederas? ¿Cómo nombraremos dioses. unos séres sumergidos en sus delicias eternas , sin cuidado de “sus criaturas, in aten- cion á sus acciones, sin sentimiento:ó desapróba- cion de sus vicios , y sin aprobacion ni premio de sus virtudes? ¿Cómo nos persuadiremos á que esta admirable máquina del universo, el periodico moz vimiento de los astros , la fecundidad de: la tier- ra , las corrientes de los rios , el Conjunto de ás aguas en los mares, la variedad y número in= calculable de las flores, las yerbas, los árboles, los frutos'y-los animales, las aves y los peces, con toda la dulcísima “armonía y hermosísima perfeccion con que marchan á su destino, es obra del ciego acaso, y efecto del encuentro de los átomos cónicos, cilindricos, piramidales, ovala= dos., rectilineos , curvos y ramosos, que voltean- reee il,
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