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Contra las causas de la incredulidad. 329 tente, ahóra se les representa este Sér etermo -y todopoderoso como un mar de extension:infinita, que viene á caer sobre ellos para. oprimirlos. Sí; christianos.mios: esos hombres ya Creen, y tietii- blaná la manera de los espíritus de las tinieblas, de quienes nos dicen los santos libros que cre dunt et contremiscunt. Escuchadlos. Ls Llega el Ministro de Jesu-Christo , y «con palabras blandas y afectuosas dice: hijo carisiz mo , aquí tienes la imágen de Dios humanado por los hombres ; de aquel Dios , que baxó del cielo por nosotros los pecadores , y por nuestra salud y remedio : de aquel Jesus amable y queestable- ció las paces entre su eterno Padre y- los hom- bres delingiientes ¿pagando él mismo lo «que no debia , padeciendo y muriendo por redimirnos; estableciendo su religion santa y divina , dexan- do los Sacramentos en su Iglesia , instituyendo en ella Sacerdotes , á quienes confirió el poder de perdonar los pecados. Este es aquel Jesus, que sanó tantos enfermos , que dió vista á los cie- gos, oido á los sordos , habla á los mudos y vida á los muertos: aquel Jesus, 4 quien los mares, los vientos y los demonios obedecian , cuyo co- razon era tan misericordioso , que hallaron en él grata acogida un Pablo perseguidor, un Pedro co- barde, un Tomás incredulo, un hijo Pródigo ¿una Magdalena famosa por sus: desórdenes, una Sa- maritana torpe , una muger adúltera y todos los demas pecadores , que con verdadero:arrepenti- miento se le acercaron, detestando sus excesos y abominando sus vicios. Credis. hoc? Escuchadle, Tomo L, Tt pe PT cc 5, ANITA TA ON RIOS AUR
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