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318 Sermon XIT. la certidumbre de los prodigios obrados por el Omnipotente ,. y todo el plan magnífico , au- gusto y divino de la santa Religion. ¡Pero ay! Siccrecus caco ducatum. prestet , ambo in fo- veam cadunt. ¿Qué pueden esperar estos cie= gos conducidos de otros ciegos? Jesu-Christo, Dios y Hombre verdadero habla : Jesu-Christo pronuncia: la sentencia: Jesu-Christo destina: á unos y á otros á las cavernas sempiternas. ¡ Mi Dios! ¡Qué extraña fuerza la de unos hombres tan presuntuosos! Parece á la de un enfermo que delira«por el exceso de su mal, que le ha trastornado, el juicio. ¡ Deplorablé situacion!;¡ Ce- guedad mostruosa , digna de:lorarse con lágri- mas de sangre! ¿Creeriais vosotros , christianos mios, que una enfermedad como esta podria hacerse con= tagiosa 4 4El temor de precipitar á los próximos en los braseros eternos, no deberia ser bastante á reconcentrar el mal en ellos mismos sin tratar de comunicarle ? Este debería ser el primer mo- vimienta de un corazon bien formado ; pero el incrédulo no se detiene en esta pavorosa y jus- ta reflexion. Las palabras , los escritos y los exemplos de otros impíos le extraviaron á él de la santa fé de sus: padres , y esto mismo procura hacer con otros jóvenes tan ignoran: tes como él. Por desgracia tendrán efecto .sus tentativas. Rodeado de sus amigos esparcirá al- gunas simientes de:irreligion en los cafees , en las fondas ó. en los: paseos: con:aquel- ayre de afectada singularidad:y- cón< que “ellos ¿gradúan
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