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Contra las causas dela incredulidad. 313 ban como oráculos , se agregaban á sus escue= las, se contaban en el número de sts proséli- tos, y se dexaban ver en todas las concurren- cias como unos nuevos hombres ', que haciañ va- nidad de sus desordenes. ¡Infelices ! Qui estis vos, qui tentatis Dominum? ¿Queréis que yo os lo diga en dos palabras , que abrazarán toda la materia de este Sermón? Sois unos vanos: sois unos libertinos. Si vosotros confesarais de buena fé estas dos verdades , presto estariamos todos de acuerdo en punto de Religion; pero quereis pruebas, exigís demostraciones. Ya va- mos inmediatamente:á condescender con vues- tros deseos con la mayor imparcialidad que nos sea posible. Mi Dios , justo, omnipotente y santo, ilu- minad nuestros entendimientos para: que conoz- camos claramente la verdad. Sea esta hermosa virtud el blanco de nuestros cuidados : busque- mosla , sigamosla , y no la hagamos traicion, si llegamos á conocerla. Abrasad nuestros co- razones en su amor con vuestra gracia, para que siendo discípulos y amantes de.la verdad, desterremos de nosotros todo error , y bendi- gamos eternamente vuestras misericordias. Ha- cedlo asi por la intercesion de vuestra purísi- ma Madre , cuyos pensamientos fueron virtuo- sos , cuyas palabras fueron verdaderas , y cuz yas obras fueron santas. Con su patrocinio:pro= curaré demostrar el asunto que acabo de pro- poner. Tomo T. Rr