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Contra las causas de la incredulidad. 289 tra insensatez hasta el delirio de pretender re- futar victoriosamente á tantos célebres Filósofos, que se elevaron hasta el conocimiento de Dios por la contemplación de sus criaturas? ¿Habeis siquiera leido alguno de tantos y tan sólidos es- critos y que han dado á luz los hombres mas ilustres, en que se ven tratadas con claridad magisterio las verdades mas luminosas sobre los atributos divinos, sobre la existencia del bien y el mal moral, sobre la certidumbre de la otra vida , sobre la necesidad de un juicio universal, sobre la gloria y el infierno? Dios es bueno, decís. Es verdad , respondo, y tan bueno, que por serlo tanto no estais ya vosotros en los abis- mos eternos ; pero decidme, ignorantes , ¿cómo puede ser bueno sino es justo ? ¿y cómo puede ser justo si no da premio á la virtud y castigo al vicio? Dios es bueno, Dios es justo, Dios es omnipotente , ¿y podrá tener estos adorables atributos mostrandose insensible 4 los vicios á las virtudes , á las blasfemias y al culto de los hombres ? Hablad á los incrédulos ignorantes de la santa Biblia: mostradles la autenticidad , ver- dad y divinidad de los libros santos que la com- ponen: decidles que Moysés, el mas sábio de los Legisladores , el mas profundo de los Filó- sofos , el mas exácto de los historiadores.... pero antes que les digais esto, ya os habtán inter- rumpido , y con un gesto burlesco os responde- rán : sí , bueno... obra excelente entre las histo- rias apócrifas, entre las fábulassmas obscuras, y Tomo l. Oo