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«alcok 272 Sermon X, encuentra destornillada la máquina, rota la cuer- da, sin elasticidad el muelle real, paradas las ruedas , y todo el relox necesitado de un repafo muy considerable. Admirado el Rey pregunta: ¿qué es esto? No es posible que esta máquina haya salido de esta manera de la mano del maes- tro : algun golpe ha llevado en el camino: tú le has dexado caer : dime con verdad , ¿qué ha su- cedido? Señor , responde el conductor afligido, todo lo que V. M. dice es cierto. Yo por ver una obra tan hermosa , la saqué un dia de la caxa en que venia , y cayendoseme sobre una piedra, se desconcertó mas de lo que yo podía pensar ; y ahora veo que me ha costado muy cara mí curioz sidad. Ya lo decia yo, replicó el Rey: no po- dia ménos de haber sucedido así , porque el artí- fice es muy diestro : él ha hecho otras obras muy preciosas ¿él por encargo mio habia puesto to- dos sus cuidados en ésta: ciertamente hubiera sido un misterio incomprensible haberla errado, quan- do en todas las demas ha mostrado el mayor pri- mor. La caida es cierta , el golpe es innegable; pero por haber confesado con franqueza la ver- dad, yote perdono. Aplicad , incredulos instrui- dos, este simil á nuestro Caso, y espero que vuestro entendimiento le graduará de una como demostracion del pecado original dada por la ra- zon natural. No somos tan rebeldes 4.la luz , que si se nos presenta, cerremos los ojos con obstinacion por no verla. Confesamos con ingenuidad que no habiamos considerado bastantemente bien la na-

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