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264 Sermon X. las. demostraciones? ¿Qué mérito tendria la fé en las evidencias? ¿Se satisfarán con razones que persuadan? No pueden pretender otra cosa, y es justo concedersela. Ya se lo hemos ofrecido: an= teriormente , y se llegó el momento de cumplir la oferta. ¡Dios eterno! Permitid que yo, vil gusanillo dela tierra, me postre.en yuestra presencia, y. cre- yendo vuestras verdades, por mas superiores que sean á mi entendimiento, os ofrezca un tributo de veneracion á los adorables misterios que ha= beis querido .revelarnos: Yo lo: sé; porque Vos, que sois la verdad poresencia , medo:.decís por vuestro Apóstol San Pablo. Haced Señor, por vuestra misericordia, que:lo mismo que. yo creo por:la. fé, lo persuada por la razon á. los incre- dulos ¿y ¿riunfén: las lucés de la verdad de las tinieblas del error. Hacedlo así Señor por la in- tercesion de vuestra Madre Maria Santísima, preservada de esta mancha original por un pro= digio de vuestra gracia , con cuyo patrocinio pro- cutaré demostrar el “asunto que acabo de pro- poner. La razon natural, esta luz dimanada de la luz eterna, que ilumina nuestra alma : este dón de la infioita misericordia. de Dios nos dicta que entre dos cosas muy dificiles de entender , este= mos por aquella que ménos dificultades envuel- va , y que podamos mas bien comprender. Cier- tamente no es menester mas: que dexar expedíto el.uso á la razon, para que esta bella qualidad de nuestra alma se incline á «aquella parte que

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